Hace
poco atravesamos una problemática común desafortunadamente para
muchos, el fallo constante de un automóvil.
Todo
empezó en el 2015, cuando por actualizar un auto y dar un regalo a
mi esposa decidimos adquirir un Mitsubishi Mirage, que siendo justo
con la marca, es ese momento era la única opción de bajo consumo de
combustible y algunas prestaciones que otras marcas no ofrecían.
Con
tal de probar la experiencia de manejo y dado que había un periodo
vacacional, decidimos llevarlo a Chiapas desde Puebla, en parte para
evaluar el desempeño del auto y los posibles contratiempos que se
tendrían a lo largo de la vida útil del vehículo.
Debo
decir que en principio el auto tuvo un buen manejo, a pesar de contar
con un motor tres cilindros, lo único que a mi parecer es de mejorar
es que no es recomendable para situaciones en que se tenga que
rebasar apresuradamente, pues la unidad necesita ser revolucionada
adecuadamente para no pasar un trago amargo.
Durante
este viaje noté que el indicador de combustible no era muy fiable,
pues de repente tenía la necesidad urgente de visitar una gasolinera
para no quedarme en medio del camino, cosa que desde el principio no
me agradó, sin embargo, procurando tenerlo a medio tanque no había
problema.
Los
problemas iniciaron cuando súbitamente el actuador de la chapa
trasera izquierda dejó de funcionar. Definitivamente esto alertó mi
conciencia puesto que no podía dejar el auto sin revisar que los
cinco seguros estuvieran activados, por lo que llevamos el auto a la
distribuidora para que repararan el daño, y oh desilusión, la
refacción tardó mas de quince días en llegar (al parecer el
sistema que tenían anteriormente se basaba en embarques mensuales de
refacciones desde norte América) y el personal del distribuidor en
un tono despectivo le mencionó a mi esposa que era la última vez
que cambiaban algo, a pesar de que el auto contaba con algo mas de un
año de garantía.
Lo
más trágico vino después, pues el mismo actuador de la misma
puerta dejó de funcionar nuevamente, pero después de revisar lo que
el distribuidor quería cobrar por la refacción ($5,665.00 pesos)
decidimos asegurarnos que las puertas estuviesen cerradas y cambiar
la refacción después, pero en diciembre del 2018 igual que con las
fallas anteriores, sin aviso previo el auto no arrancó más y a los
dos días de que no quisiera encender, lo llevamos al distribuidor
para que diagnosticaran la falla y se reparara, además de que por
tiempo decidimos realizar el servicio a la unidad, incluyendo cambio
de aceite y lo necesario después de un año de servicio aunque no
alcanzara el kilometraje, y nuevamente, oh desilusión, el
distribuidor no fue capaz de diagnosticar la causa del porque el auto
no había encendido y según sus palabras “solo desconectamos la
batería y la volvimos a conectar y arrancó sin problema”, pero
según el asesor no había fallo detectado, adicionalmente, el fallo
del indicador de combustible agravó su fallo, siendo que al llegar
el depósito de combustible a la mitad, el indicador marcaba que el
auto no tenía combustible, y de repente, cambiaba y marcaba tres
cuartos de tanque, medio tanque, un octavo y regresaba a tres
cuartos, sin embargo llegaba un momento en que solo indicaba falta de
combustible.
Mi
molestia fue grande, puesto que en teoría el personal de los
distribuidores está “entrenado” para detectar fallas y encontrar
causas raíz de los problemas para evitar que en un futuro vuelvan a
aparecer, pero ante esta situación, me ha quedado claro que esto
solo es una exigencia hacia los proveedores y de ninguna manera
aterrizada con los distribuidores.
A
finales de marzo de este año (2019) el auto nuevamente tuvo
dificultades para encender, y esta vez encendió el testigo que pide
se revise el motor, por lo que se llevó el auto con el distribuidor
para que esta vez se diagnosticara el fallo, sin embargo al llegar a
la agencia y encender nuevamente el auto, el testigo se había
apagado, se le pidió al asesor que conectara el escáner a la
computadora del auto para ver si tenía el fallo, y apareció el
código P0340, que indica que se detectó un problema en el circuito
del sensor de posición del árbol de levas. Este sensor calcula la
velocidad de rotación y la posición del árbol de levas, y las
envía al sistema de tren motriz (Power Control Module - PCM), que
las utiliza para ajustar la sincronización de la inyección de
combustible y la chispa de encendido. Cuando la señal entre el
sensor de posición del árbol de levas y el PCM se interrumpe, falla
esta sincronización, encendiendo la luz de check engine y
almacenando el código de error P0340; sin embargo el asesor solo
borró el fallo de la computadora y no hizo nada mas…
La
historia siguió y a la fecha el auto se ha cambiado el medidor de
nivel de gasolina, se le cambiará el actuador trasero izquierdo y lo
necesario para que funcione otros tres años y medio, pero al ver la
refacción cambiada, definitivamente la causa raíz es atribuible a
un problema de diseño del componente, por lo que regreso al título
de esta entrada, “japoneses solo los cacahuates”, siendo curioso
que este bocadillo haya sido inventado en México por un inmigrante
japonés llegado a esta hermosa tierra de oportunidades antes de la
segunda guerra mundial.
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