Hace frío, pero el cuerpo no lo siente, los ojos están secos y ya no hay mas que dar que lo que sale del alma, pues a pesar de que algunos se empeñan en la no existencia de esto intangible pero existente, sale, emana lo que somos o al menos lo que sentimos.
Todavía no ha pasado, se ha quedado en la memoria las escenas, las lágrimas del corazón, al principio por tristeza y después por la esperanza, esperanza de que podemos hacer cosas grandes cuando nos unimos como hermanos.
Si bien es lamentable que exista gente que se aproveche de las situaciones, también hay personas que se interesan por ayudar incondicionalmente, y es ahora cuando solo se puede pensar en lo maravilloso que sería aceptar a los otros sin condiciones, aunque esto suene a condición o a utopía.
Además de desahogar el alma, el encontrar las palabras necesarias para agradecer y abrazar a aquellos que han perdido a un ser querido, es dificil. Aquel que piense que tiene las palabras adecuadas para la situación que se vive, no vive en este mundo o no tiene conocimiento de lo que el ser humano es o siente, por esta razón es mejor tan solo el gesto, el abrazo, un simple gracias que llene nuevamente aquello que se vació en un minuto y medio sacudiendo no solo el cuerpo sino el alma.
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