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martes, 30 de abril de 2019

Japoneses solo los cacahuates (No a los autos basura)



Hace poco atravesamos una problemática común desafortunadamente para muchos, el fallo constante de un automóvil.
Todo empezó en el 2015, cuando por actualizar un auto y dar un regalo a mi esposa decidimos adquirir un Mitsubishi Mirage, que siendo justo con la marca, es ese momento era la única opción de bajo consumo de combustible y algunas prestaciones que otras marcas no ofrecían.
Con tal de probar la experiencia de manejo y dado que había un periodo vacacional, decidimos llevarlo a Chiapas desde Puebla, en parte para evaluar el desempeño del auto y los posibles contratiempos que se tendrían a lo largo de la vida útil del vehículo.
Debo decir que en principio el auto tuvo un buen manejo, a pesar de contar con un motor tres cilindros, lo único que a mi parecer es de mejorar es que no es recomendable para situaciones en que se tenga que rebasar apresuradamente, pues la unidad necesita ser revolucionada adecuadamente para no pasar un trago amargo.
Durante este viaje noté que el indicador de combustible no era muy fiable, pues de repente tenía la necesidad urgente de visitar una gasolinera para no quedarme en medio del camino, cosa que desde el principio no me agradó, sin embargo, procurando tenerlo a medio tanque no había problema.
Los problemas iniciaron cuando súbitamente el actuador de la chapa trasera izquierda dejó de funcionar. Definitivamente esto alertó mi conciencia puesto que no podía dejar el auto sin revisar que los cinco seguros estuvieran activados, por lo que llevamos el auto a la distribuidora para que repararan el daño, y oh desilusión, la refacción tardó mas de quince días en llegar (al parecer el sistema que tenían anteriormente se basaba en embarques mensuales de refacciones desde norte América) y el personal del distribuidor en un tono despectivo le mencionó a mi esposa que era la última vez que cambiaban algo, a pesar de que el auto contaba con algo mas de un año de garantía.
Lo más trágico vino después, pues el mismo actuador de la misma puerta dejó de funcionar nuevamente, pero después de revisar lo que el distribuidor quería cobrar por la refacción ($5,665.00 pesos) decidimos asegurarnos que las puertas estuviesen cerradas y cambiar la refacción después, pero en diciembre del 2018 igual que con las fallas anteriores, sin aviso previo el auto no arrancó más y a los dos días de que no quisiera encender, lo llevamos al distribuidor para que diagnosticaran la falla y se reparara, además de que por tiempo decidimos realizar el servicio a la unidad, incluyendo cambio de aceite y lo necesario después de un año de servicio aunque no alcanzara el kilometraje, y nuevamente, oh desilusión, el distribuidor no fue capaz de diagnosticar la causa del porque el auto no había encendido y según sus palabras “solo desconectamos la batería y la volvimos a conectar y arrancó sin problema”, pero según el asesor no había fallo detectado, adicionalmente, el fallo del indicador de combustible agravó su fallo, siendo que al llegar el depósito de combustible a la mitad, el indicador marcaba que el auto no tenía combustible, y de repente, cambiaba y marcaba tres cuartos de tanque, medio tanque, un octavo y regresaba a tres cuartos, sin embargo llegaba un momento en que solo indicaba falta de combustible.
Mi molestia fue grande, puesto que en teoría el personal de los distribuidores está “entrenado” para detectar fallas y encontrar causas raíz de los problemas para evitar que en un futuro vuelvan a aparecer, pero ante esta situación, me ha quedado claro que esto solo es una exigencia hacia los proveedores y de ninguna manera aterrizada con los distribuidores.
A finales de marzo de este año (2019) el auto nuevamente tuvo dificultades para encender, y esta vez encendió el testigo que pide se revise el motor, por lo que se llevó el auto con el distribuidor para que esta vez se diagnosticara el fallo, sin embargo al llegar a la agencia y encender nuevamente el auto, el testigo se había apagado, se le pidió al asesor que conectara el escáner a la computadora del auto para ver si tenía el fallo, y apareció el código P0340, que indica que se detectó un problema en el circuito del sensor de posición del árbol de levas. Este sensor calcula la velocidad de rotación y la posición del árbol de levas, y las envía al sistema de tren motriz (Power Control Module - PCM), que las utiliza para ajustar la sincronización de la inyección de combustible y la chispa de encendido. Cuando la señal entre el sensor de posición del árbol de levas y el PCM se interrumpe, falla esta sincronización, encendiendo la luz de check engine y almacenando el código de error P0340; sin embargo el asesor solo borró el fallo de la computadora y no hizo nada mas…
La historia siguió y a la fecha el auto se ha cambiado el medidor de nivel de gasolina, se le cambiará el actuador trasero izquierdo y lo necesario para que funcione otros tres años y medio, pero al ver la refacción cambiada, definitivamente la causa raíz es atribuible a un problema de diseño del componente, por lo que regreso al título de esta entrada, “japoneses solo los cacahuates”, siendo curioso que este bocadillo haya sido inventado en México por un inmigrante japonés llegado a esta hermosa tierra de oportunidades antes de la segunda guerra mundial.