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martes, 9 de octubre de 2012

Efecto "Pachuco"


El origen de nuestra neo cultura.

Hace ya varias semanas que independientemente del trabajo que diariamente se tiene que realizar para llevar los sagrados alimentos al hogar, he pensado en varios acontecimientos que inquietan la posible tranquilidad en la que pudiéramos vivir, y lo menciono de esta manera porque sería delicioso poder salir de casa y manejar sin tener que estarse cuidando de la terrible cantidad de personas que no respetan los límites de velocidad, el paso que se lleva o el carril por el que se circula, y aún cuando lo anterior suena más a queja que otra cosa, inicié el análisis de las posibles causas por las cuales tenemos que lidiar con situaciones como las descritas.

Decidí nombrar esta reflexión “El efecto pachuco” porque desde mi punto de vista esta situación inicia con el fenómeno cinematográfico de la llamada época de oro del cine mexicano, haciendo memoria encuentro al personaje del actor Mexicano Germán Valdés “Tin Tan”.

Ese personaje que, desarrapado, sale siempre triunfante de las situaciones complicadas del existir cotidiano, recuerdo haber visto varias películas (en repetición de la “heroica” televisión Mexicana madre y co-participe de la cultura actual en México) en las que ese personaje aprovechando diferentes situaciones sale triunfante, de alguna manera se queda con la protagonista femenina y termina en romántico beso que nos hace anhelar ser aquel héroe que se sale con la suya.

Pero analicemos más a detalle este fenómeno, y lo escribo no refiriéndome al personaje sino a la reacción ocasionada. Este personaje si lo vemos fríamente es “llevado” como decimos por estos lugares, porque siempre golpea al colega que tiene al lado, sea el “carnal” Marcelo o bien cualquier otro inclusive si no tiene culpa alguna, por el simple hecho de descubrir el fallo en el plan basta para incurrir en los golpes hacia quien se encuentre alrededor.

Además de la violencia con la que se disculpan las fallas propias, encontramos el reforzamiento del “gandalla”, calificativo que aplica a aquella persona que aprovecha cualquier situación para ganar de manera personal y no siempre justa, es la persona que se mete en la fila sin esperar, la persona que aprovechando la distracción de las personas saca ventaja y “gana” antes que los demás, en México vemos arraigado el concepto cuando se escucha el nuevo refrán “El que agandalla no batalla” haciendo referencia precisamente al corte del camino, al llegar antes que los demás con el mínimo esfuerzo, si bien esta actitud no es nueva puesto que es base fundamental en la “ley del más fuerte”, es decir aquel que posee más fuerza tiene derechos sobre los demás; actualmente lo vemos como el que tiene el arsenal más grande o el mayor número de municiones es el que tiene más derechos, o bien te arriesgas a que te llenen el cuerpo de plomo.

Pero volviendo al personaje, imaginemos que vemos repetidamente como siempre el “pachuco” se sale con la suya, entonces entendemos con el ejemplo que si tenemos esta actitud siempre ganaremos; sé que los cinéfilos mexicanos van a molestarse por lo que estoy escribiendo pero si analizamos la situación, se refuerza con películas interpretadas por nuestro ídolo favorito en México, Don Pedro Infante, si vemos “nosotros los pobres” encontramos el ejemplo perfecto del Mexicano que sufre, y que a pesar de todo ese sufrimiento es capaz de sobre vivir, de mantenerse a flote y de ser o parecer feliz.

En el ejemplo anterior vemos como la influencia de soñar un poco nos da la facilidad de mantenernos en una realidad que parece un sueño, algo que si lo viésemos poéticamente nos lleva como la corriente en el río que suavemente se pasea entre los recovecos y amplitudes de esta vida; y los Mexicanos hemos aprendido a vivir en ese sueño que si lo vemos fríamente es una pesadilla en la que las personas con menos recursos atraviesan los rápidos del río a una velocidad que daña y desgasta poco a poco y sin darse cuenta la corriente nos arrastra no solo a los personajes con menos recursos, sino a todos.

Y el efecto continúa, en tanto no exista el respeto. Durante nuestra niñez nos enseñaron la frase célebre atribuida al Lic. Benito Juárez, “el respeto al derecho ajeno, es la paz”  evocando precisamente al valor que debe tenerse en cuanta para evitar que nos maltratemos entre todos en un círculo vicioso que no termina, puesto que buscamos salirnos con la nuestra todo el tiempo, y al darnos cuenta que así es, continuamos por la vida pasando sobre los derechos de los demás y buscando vengarnos de aquellos que han pasado sobre nosotros.

Es algo que vemos desde la antigüedad y tal vez es parte de la naturaleza humana, el buscar la famosa “venganza”  la revancha, el no quedarnos con el abuso encima, y es algo que vemos en literatura tan antigua como la misma biblia. Literatura que algunas personas utilizan para justificar sus actos, casi siempre escuchamos la famosa frase “ojo por ojo, diente por diente” que encontramos en el antiguo testamento y que hace referencia a la necesidad humana de  la revancha; crecemos con la educación y visión de nuestros padres, que aunque en repetidas ocasiones nos mencionan que debemos “poner la otra mejilla” con la actitud nos demuestran lo contrario, y es por lo mismo, estamos programados tal vez genéticamente para la revancha, y solo algunas personas se encuentran sin dicha necesidad de tomar revancha.

Aunque el propósito de lo que escribo no es llegar a conclusiones que ya sabemos, que hemos visto y vivido, sino por el contrario es tratar de crear conciencia que estas actitudes y hechos nos llevan a la destrucción como nación.

Durante el tiempo que he tenido para reflexionar acerca de la situación que estamos viviendo actualmente y su posible causa origen para hallar la solución me he dado cuenta que la solución no es tan sencilla como la plantean algunos políticos, y el salir del obscuro mar donde nos hemos metido no corresponde solo al esfuerzo de la clase política, que desde mi punto de vista es la menos interesada en salir por todos los privilegios y gozos a los que está acostumbrada, por el contrario muestra con la reciente aprobación de la nueva ley del trabajo su interés en mantener al grueso de la población sometido al mejor postor.

Pero volviendo al punto de la dificultad que se nos presenta al cambiar el efecto que hemos tenido durante al menos las últimas cuatro décadas, voy a tratar de resumir en una propuesta, pues al final creo firmemente que el propósito de un documento debe ser no solo expresar una idea sino proponer una solución a una situación o problema; en fin, la propuesta es forzarnos a ser agentes de cambio y participar en el efecto “manzana podrida” de una manera inversa en cuanto al fin pero directa en cuanto al efecto, valga la redundancia.

La hipótesis es que si cada uno de nosotros podemos ser agentes de cambio y mostramos a la sociedad nuestra inconformidad de una manera lógica y razonada, oponiéndonos al mal ser o mal servir de manera recta y decidida, mostrando que si es posible vivir bajo normativas y bajo la razón independientemente del salir triunfador en cada circunstancia o no, sin desgastarnos por ganar todas las batallas, pero siendo conscientes de que la guerra aún no se ha perdido.

Esta tarea se muestra difícil, se antoja titánica y de proporciones épicas, sin embargo con el esfuerzo de todos bien creo que es posible, lo único que no ha sido arrebatado de la nación Mexicana es nuestro orgullo, nuestra unión, ese algo que nos puede mantener unidos hacia el mejor porvenir antes que nos desarme y en pedazos muestre lo que no queremos para nuestros hijos.

Espero que esta pequeña reflexión sea leída y considerada como propuesta para el “mejor” de todos nosotros.