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sábado, 19 de marzo de 2011

Mi honestidad (el salto)

La recuperación de una crisis nerviosa puede ser un proceso largo y doloroso no tan solo por la persona que lo padece sino también por aquellos quienes se encuentran cerca del afectado.
Suena dramático inclusive si como un servidor se compara este problema con una enfermedad tan agresiva como lo es el cancer, pero si analizamos nuestras actitudes y la razón de la caída en este problema podremos observar la analogía que menciono.
En fechas recientes me había sumergido en ésta enfermedad, y como lo menciono estaba acabando lentamente con mi persona y mi familia, llegando a su climax este fin de semana, cuando después de trabajar por 24 horas continuas (literalmente hablando) mi salud física demandó los excesos y colapsó dejandome con la capacidad auditiva parcialmente habilitada y con una debilidad que solamente me permitía desplazarme aunque sin fuerza para levantar objeto alguno.
Después de analizar lo sucedido y estando en el proceso de recuperación he podido llegar a la conclusión de que incluso tratando la enfermedad física con analgésicos y medicamentos, no es posible salir de ésta sin antes terminar con el examen de conciencia y llegar al fondo de la causa raíz del problema como mi profesión me ha demostrado se deben hacer las cosas.
El resultado de éste examen de conciencia me sorprendió súbitamente pues he llegado a la conclusión que no se puede tener excusas para todas las situaciones, aún cuando las circunstancias sean parte importante de la falla; es por esto que he llegado a la conclusión de que el problema central soy yo.
Por no tener la habilidad de romper el ciclo vicioso que durante años se ha generado en la empresa donde trabajo; por no haber tenído éxito en formar un equipo, por no haber podido convencer al director de la empresa que es mas importante trabajar juntos que encontrar un responsable para cada problema y situación; por que aunque le mencioné que lo que faltaba era liderazgo no le supe enseñar a que me refería. Efectivamente el culpable de esta situación he sido yo, y como tal acepto las consecuencias de ésta derrota, aunque también como parte del proceso curativo he aprendido y también como resultado puedo suponer que me ha hecho mas fuerte, tal vez no física o anímicamente pero si profesionalmente, me ha enseñado mis limitaciones y también a hacerle caso a mi instinto que cuando te previene y dice "salta" es por una razón.